Ser una escuela que ofrezca una opción educativa-pastoral de calidad y de equidad con una fuerte espiritualidad mariana, bajo la advocación de María de Luján, abierta a toda la comunidad.
Para lograr este objetivo nos proponemos que nuestros alumnos:
“Educar es, para la Iglesia, parte integrante de su misión evangelizadora, continuando así la Misión de Cristo Maestro”
La educación evangelizadora propone una visión del hombre y del mundo que emana del Evangelio y se desarrolla en las comunidades educativas, es así que advertimos a nuestro colegio como un espacio pedagógico – pastoral en donde queremos realizar una verdadera comunidad cristiana de enseñanza – aprendizaje. Estamos convencidos que el testimonio y la palabra son factores decisivos de la misma .
La nota distintiva de la educación evangelizadora es crear un ambiente animado por el espíritu evangélico de libertad y caridad, ayudar a los educandos en el desarrollo de la propia persona, y ordenar toda cultura humana según el mensaje de la salvación, de suerte que quede iluminado por la fe el conocimiento que se va adquiriendo del mundo , de la vida , del hombre” (GEM, 8);
Por eso nos proponemos una educación:
La educación que necesita el mundo de hoy es una educación impregnada de valores personalizantes y formadores de una civilización más humana , más solidaria y justa , pacífica y creadora .
Por eso, pensamos la comunidad como el lugar común de encuentro y de pertenencia; allí, básicamente, se con-parte la producción de cultura y la construcción de conocimientos que surgirán de una praxis educativa orientada a promover:
Nuestra comunidad educativo – pastoral debe facilitar y promover experiencias significativas para educar a sus miembros hacia una participación activa, sanamente crítica y corresponsable ,donde el trabajo en equipo, que se pretende participativo y solidario, permita abordar las situaciones pedagógicas cotidianas.
Aquí conviene destacar que ese trabajo colectivo no lo concebimos desprovisto de conflictos y de tensiones. Por el contrario, se los reconoce como parte de las relaciones sociales e interpersonales que se producen y reproducen en la comunidad pedagógica, y se confía en la implementación de mecanismos formales e informales de diálogo para poder resolverlos.
Por otra parte, queremos una comunidad pedagógica que establezca relaciones de permanente apertura con el mundo social externo.